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Ha sido una semana de lo más relajante. Nada como despertarse por la mañana y ver el amanecer dominicano, sentado en la playa, disfrutando del turquesa del mar y del blanco de la arena*.
El complejo hotelero donde nos alojábamos (Palladium) es un completo lujo. Es enorme, y está formado por multitud de habitaciones, piscinas (cuatro, si no recuerdo mal), teatros donde por la noche hacían espectáculos, playa, spa, zonas para estar sentado y relajado, discotecas, instalaciones deportivas de futbol basquet, tenis, badminton...
Soy consciente de que sólo he descrito el hotel, pero no puedo describir los momentos. Para eso mejor mirad las fotos (próximamente pondré más, de las cámaras de los amigos). Bueno...recuerdo con especial cariño la noche de los chistes inventados en la playa, que acabó con un baño nocturno...qué risas (Tomás y xurri los cracks de la noche, qué imaginación).
Recomiendo salir del complejo al menos una vez (el hotel organiza algunas salidas) para ver el contraste...triste contraste de calidad de vida.
En definitiva, si lo que queréis es relajaros, os recomiendo totalmente el destino.
*en realidad no he visto ningún amanecer, pero quedaba de lo más poético
No existe una sensación peor que llegar a un país, cansado de 10 horas de viaje y con ganas de nada, y sentir como el calor cae como un yunque sobre tus hombros. Pero esa es sólo la sensación de mierda nº 1, hay muchas más:
- Descubrir 5 picadas de mosquito de repente, y cuando te pones after bite, descubrir 5 más
- Salir a la calle y estar sudado en menos de un minuto
- Llegar a una tienda y tener ganas de que el objeto que quieres comprar esté ya regateado y en la bolsa. Llegaba a ser muy cansino hacer compras. Y sí, el regateo era obligatorio, porque te ponen unos precios al principio para flipar (hasta el punto de pedirte 100$ para acabar pagando 10)
Por si éstas caraterísticas intrínsecas al país no fueran suficiente, nos ocurrieron un par de problemas extra:
- Entraron en la habitación de un compañero y lo robaron TODO: pasaporte, dinero, billete de vuelta, calzoncillos usados...todo. Afortunadamente pillaron al ladrón, que (atención) era español.
- En el aeropuerto de Punta Cana, al coger el billete (que estaba reservado) nos dijeron que el avión estaba lleno. No cabíamos. Al final lograron meternos, pero el susto ahí está
Encima casi no salimos del complejo hotelero. Para eso mejor nos vamos a marina d'or.
1 comentario:
Et bien, finalement, je crois que je n'irai pas à Punta Cana. Après cette lecture édifiante, c'est comme si j'y étais allée. Et j'en ai la preuve: une jolie petite tortue autour du cou!
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