La naturaleza ha dotado a los hombres y hombras de dos formas de transmitir el conocimiento de generación en generación. La vía genética y la vía cultural. La genética es innata (esto es, no requiere ningún aprendizaje) y la cultural es adquirida, por lo que implica una relación social. Esta relación social puede ser de diversa índole, por ejemplo mediante la observación, mediante la comunicación verbal o mediante otras formas de expresión.
El objetivo del conocimiento genético es la supervivencia. ¿Pero cuál es el objetivo del conocimiento cultural? Consideremos por ejemplo el instinto de reproducción. Es un conocimiento innato que nos induce a reproducirnos con el fin de mantener la especie. Es, por lo tanto, un conocimiento genético y con un claro carácter de supervivencia. Ahora consideremos, por ejemplo, un padre y un hijo prehistóricos. El padre muere intoxicado después de ingerir una seta venenosa y el hijo aprende, culturalmente, que ese tipo de setas son venenosas. Éste conocimiento, aunque adquirido, también tiene carácter de supervivencia. Como mínimo podemos asegurar que los dos modos de conocimiento tienen un punto de partida común. ¿Siguen teniendo el mismo objetivo hoy en día?
Remontémonos a lo orígenes de la cultura. Por aquel entonces la esperanza de vida no superaba los 30 años (de hecho, hace poco más de un siglo todavía no la superaba). Lo justo para sobrevivir y reproducirse. Por lo tanto, los conocimientos que se podían llegar a adquirir estaban destinados a estos menesteres. La revolución del siglo XX, las nuevas técnicas y nuevos conocimientos han cambiado radicalmente el escenario. Actualmente en Europa la esperanza de vida sobrevuela los 70 años, 40 “extras” que antes no existían. Tan larga vida ha permitido plantear la posibilidad de la felicidad en la tierra, escenario que antaño se reservaba a otro mundo, al más allá. Antes no había futuro, ni por lo tanto la posibilidad de plantearse la felicidad. Este el objetivo que tiene la cultura hoy en día, una vez superada la barrera de la supervivencia. La vida se ha visto aumentada de tal forma que una concepción de la misma basada en la supervivencia resultaría aburrida. ¿Los mecanismos de supervivencia dificultan la felicidad?
Está claro que, por ejemplo, el miedo, es un gran mecanismo para la supervivencia pero un gran obstáculo para la felicidad. Más concretamente, el miedo psicológico nos lastra. Y esta es una característica genuinamente humana: una zebra que se ve en peligro por la proximidad de un león, intentará huir impulsada por el miedo, pero una vez pasado, su estado volverá a la normalidad. Una persona o persono también lo haría...incluso si no hay león, pero se lo imagina y siente miedo psicológico.
Este tipo de miedo, estas generalizaciones conceptuales y estigmas que genera la mente, es lo que dificulta el entendimiento entre culturas. ¿La biología humana nos induce al enfrentamiento cultural?
No. La biología nos ha dado mecanismos que generan generalizaciones (valga la redundancia), miedos y prejuicios que dificultan el entendimiento cultural (quizás por eso la improductiva confrontación cultural tiende a cumplirse, como ha demostrado la historia).
Pero también nos ha dado un cerebro. Un cerebro capaz de descubrir usos del fuego, de inventar la rueda, máquinas de vapor y centrales nucleares ha de ser capaz de ser consciente de sus propias debilidades. El camino del diálogo y del conocimiento mutuo -frente al del enfrentamiento- es más largo, más tortuoso, pero más inteligente, desde el punto de vista del bienestar común. Sólo después de librarnos del miedo podremos entender la esencia de una cultura, lograr el entendimiento, y además, ser felices.
Y a quien se haya leído este ladrillo, le regalo un sugus. Palabra.
3 comentarios:
Yo me lo he leído. me regalas el sugus? Jordina (levante)
Por supuesto, no incumplo mis promesas. Dado que probablemente no nos veamos pronto, si quieres dame tu dirección y te lo mando por correo (en serio).
Un saludo.
encara et queden sugus??
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