Además, no es sólo de protesta, sino constructivo, mediante la creación de grupos de trabajo en las acampadas que se están realizando a lo largo y ancho del territorio. Pero no nos precipitemos: construyamos bien. Cuando se traza un plan de acción siempre debemos preguntarnos:
1. ¿Dónde estamos?
2. ¿Dónde queremos ir?
Y después ya veremos cómo, y qué políticas concretas deben aplicarse.
En la acampada realizada en Lleida, una precipitada organización propició empezar a hablar directamente de propuestas en distintos ámbitos (educación, sanidad, economía, etcétera), lo cual es ciertamente ineficaz teniendo en cuenta que:
1. Primero hay que dibujar un horizonte (dónde queremos ir), porque las propuestas que se debaten pueden no tener sentido en un nuevo paradigma. Imaginaos, por ejemplo, que en el nuevo paradigma no existe el dinero. Muchos conceptos que manejamos para el capitalismo no tendrían sentido. ¿Escuela pública o privada? ¿gravar las transacciones financieras? ¡Debates del pasado!
2. Parece que se esté realizando la misma actividad que en un partido político. Y eso no es necesariamente malo, pero seguro que todo el mundo habrá dicho, en algún momento de su vida: "todos los partidos son iguales". Todos son iguales, porque tienen propuestas muy bonitas (tanto como las que se propusieron ayer, o más) pero que al llegar al gobierno no se cumplen. ¿Por qué? Eso lo sabemos todos: quien manda, es el Capital. Todas estas propuestas caen en saco roto si no nos planteamos dibujar un nuevo modelo (ver punto 1).
Además, el movimiento se está extendiendo en todo el mundo. El capitalismo que nos perjudica actúa a escala global. Ahora nosotros también, unamos esfuerzos, unamos reivindicaciones, unamos propuestas, y venceremos.